Un hermoso domingo para
todos los amadores para los que no dejan morir sus sueños
;)
Quién no ha soñado con
alguien que le toque las alas y los sueños con alguien que convierta todo en
magia y agote la falacia de los temores. Yo he soñado con alguien así, pero
rara vez te encuentras con un espíritu libre que sepa volar. A menudo aparecen
en un destello de futuro anticipado, como enseñando el camino a la esperanza,
como diciendo,... si, si es posible... Aun lo sueño y sé que existe porque lo
he visto, casi lo he palpado; siempre en rostros diferentes, pero la misma
esencia.
Yo sigo mi vuelo por los
mundos que amo, sigo soñando ese encuentro aunque tenga que vivir mil muertes,
aunque tenga que cambiar paradigmas, hacer cosas locas, olvidarme de conceptos
y rutinas, darle la espalda a las opiniones y los credos morales ajenos a Dios.
Seguiré esperando mil eternidades si es necesario hasta que llegue. Aquí les
dejo mi relato de uno de mis encuentros cercanos con la belleza y la perfección
de un alma a fin.
Encuentro cercano:
Lo encontré en mi
ventana, una de esas noches, cuando crees que todo está inmóvil y vacío y el
silencio llena cada espacio. Llegó como paloma con la paz en los labios, y
consigo la señal de los milagros.
Se asomó con esos ojos que derriten soledades y destilan ansias, con voz de
trueno y profeta, flotando en sus alas.
Me habló de pasados y de glorias, me habló de magia; habló de duendes y futuro,
me hablo de hadas. Me habló en un lenguaje conocido y místico, un idioma
ancestral de esperanza.
Me habló de viajes y futuro, del pasado, de místicos deseos y de la Kábala.
Podía oler su sombra y
sobre mi pecho sus ansias. Sus muchas palabras asediaban mi recato, me
envolvían en sus brazas.
Pude verme de un golpe, tan pegado a su alma; como un espejo grávido
conteniendo el amor, la alegría infinita y la esperanza.
De su lengua nacieron muchas frases, etéreas, extáticas; eran palabras magras.
Un destello de ilusión irrumpió en mis pasillos, en todas mis plazas. En las
paredes de mi conciencia vociferaba la melodía de lo inverosímil, de la magia.
Era su imagen tan conocida, como las líneas de mi mano, como las plegarias
ancestrales que dejé en las pléyades.
Su verbo crispado era lento, pero fuerte en cada paso; en cada movimiento que
asediaba a mis miedos. Sus metáforas como espadas, acertaban en mis flancos y
en todos los orificios de mis dudas; su discurso cercano era de casta.
En un pergamino sagrado traía los sueños escondidos, jamás contados. Buscó mi
alma, me prodigó su abrazo, con la codicia tierna de un enamorado. Con un
ensalmo bendijo todas mis fronteras, mi cuerpo todo y esta humanidad que soy y
me proyecta; bendijo mis palabras, mis poemas, las muecas de mi cara. Prometió
quedarse, eternizarse en mi costado y sembrar su paz infinita en mi regazo.
Prometió sus manos en las mías, a pesar de los daños, a pesar de la lluvia y los
malos tiempos, a pesar de lo amargo.
Pero la luna que todo
sabe y todo guarda, se tragó sus pasos. Cerró mis ojos hasta la alborada,
llevándose consigo este encuentro y todas mis plegarias.
Ahora estoy aquí, pensándolo queda, proyectándome en su alma; enviándole
señales y luces que le muestren el camino. Esperando que la vida, de nuevo lo
traiga a mí encuentro.
M.L.2017.