jueves, 15 de marzo de 2018

Muere el pasado

El pasado muere,
Retrocede en silencio,
En su cortejo de sombras.
Los recuerdos perpetuos agonizan,
Descalzos,
Tristes,
Sin perturbar el latir de la esperanza.
El nuevo día se yergue,
Abre su ojo sobre el mundo,
Avanza imperturbable,
Hay una sonrisa en la luz de su boca.

M.L.2018

martes, 6 de marzo de 2018

Presagio de la amante solitaria

Presagio de la amante solitaria.

De vuelta a mí este presagio,
Esta nube de ansias a mi soledad tranquila;
Abre el deseo su boca sobre mi carne,
Su rigor de hambre y desatino
Y me reconozco viva,
Desde la raíz del lloro
Hasta la cumbre de mis pechos.
El fuego se derrama en mi sangre
Y advierto que mi sobriedad no aparece,
Ni las enmiendas catecistas,
Ni el decálogo de pretextos
Que amordazaban mis ganas.
Vuelve a mí este presagio,
Este oasis en la sed de mi hambre
Y el grito escondido en el reverso de mi lengua,
Asoma su voz,
Sin contiendas ni reclamos,
Solo se sienta en mi boca
Y me recita el credo de la amante solitaria.

M.L.2018

lunes, 5 de marzo de 2018

El ermitaño

El hombre que vive ciego,
Tiene su casa en un hueco,
Es una cueva entre las sombras,
Donde deambula a tientas
Con sus miedos perplejos
Subiendo del abismo.
Carga en sus ojos la melancolía del desterrado
Y las oscuras canciones de letras sordas
Le besan los miedos.

El hombre mudo vive en su pena,
Esconde sus sueños en una herida
Entre gritos descarnados de nostalgia
Y amaneceres inhóspitos.
En su boca un ruego
Con los nombres que no recuerda
Y la caricia muerta, abducida por el pasado.

El hombre huraño agoniza despacio,
La oscuridad es el templo
Donde regurgita sus muertes,
Donde las dudas desdicen la esperanza
Que tímida se asoma.
Ya no cree en sus dioses
Ni en las santas
Ni en pervertidas desquiciadas
Que le roban el sueño;
Solo cree en el silencio
Y en la compañía de su abandono.

El ermitaño vive en su encierro,
Su casa no tiene ventanas.

M.L.2018

viernes, 2 de marzo de 2018

Recuerdos subversivos

Recuerdos subversivos.
Ciertos días, cuando el olvido se hace ruego
Y la sed que te nombra se sienta en mi cama;
En el lado tibio de mi lengua,
Donde habitan mi locura y las caricias profanas,
Un beso incendiario  descubre en su clamor,
Los recuerdos que trascendieron a la partida.
M.L.18