Yo, la
que escribe.
Yo, la
que escribe;
La que
busca en la vida los motivos,
Las
razones para no bajar los brazos,
Para
seguir amando las mañanas,
He
hablado al corazón con mi sangre,
Con
todos los ojos de mi alma;
He
transitado los caminos sin cruzar los dedos,
Sin
temor a la herida,
Ni a las
nubes,
Ni al
menguante de la luna.
Yo, la
que escribe,
En un
vetusto mar de ausencias,
Que abre
contra mí su boca
Y tiene
sus raíces en la noche,
En las
lentas madrugadas
Y en los
brazos del otoño;
Me busco
en la luna,
Toco en
mi pecho el deseo,
En el
mismo lugar donde algún caminante,
Sació su
sed un poco
Y sacudió
sus temores.
Yo, la
que escribe,
Aletargada
en un silencio breve,
En una
renuncia de voluntad pequeña,
Que
diminuta se escurre entre los miedos
Y
promesas de austera compañía;
Acomodo
mis alas, las ajusto para el vuelo;
He
tejido primaveras en mi pelo
Para
evadir el otoño,
Para
encontrar en mis manos
La lira
que me salva.
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