lunes, 10 de abril de 2017

Siempre hay un día.


Siempre hay un día.

Hay un día siempre, en uno más que otros,
Cuando el dolor se reparte lento, insaciable.
En ciclos repetidos, interminables;
Y una lágrima grávida,
Herida de olvido,
Galopa en las cuencas
Y abre las compuertas.
Súbita, llega la angustia.
Dosificada en porciones desmedidas.
Llega anticipando muertes,
Aplastando esperanzas ancestrales,
Posponiendo sueños.
Hay un día siempre, en uno más que en otros,
En que el dolor se apodera,
Dejando su sombra de lluvia y otoño.
Pero siempre, siempre hay un día,
Cuando pasa la tormenta,
Se derriten los miedos
Y el sol disipa las nubes.
Siempre hay un día.

Marelys Leyva 2016.


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