Después del adiós.
Después del adiós
están las secuelas,
Queda la triste
porfía entre recuerdos y olvido,
La falaz adicción a
los besos que nunca se dieron,
A las sábanas que
nunca acogieron la savia,
A las paredes que no
fueron testigos;
Se queda el aire
irrespirable
De los suspiros
muertos
Y la ansiedad que
llena los pulmones.
Después del adiós,
Quedan algunos
sobresaltos,
Como saltar al vacío
de un sueño,
De esos que llamas
imposibles,
Escuchar tu nombre en
boca de nadie,
Reconocer su voz en
el ruido de las sombras,
De las hojas y del
viento;
Escribir ¨TE AMO¨ en
los espejos,
O en cualquier
superficie que grite.
Después del adiós,
Estás propenso a la
caída,
Al abatimiento y los
insomnios,
A repasar las peleas,
Los temores
Y las culpas ajenas;
Escondes el llanto de
la alegría
Y disfrazas tu
tristeza con máscaras de risa
Para borrar la
angustia
Y esa sensación que
deja el abrazo roto,
La caricia sin
cuerpo,
El beso sin boca.
Después del adiós,
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