Y qué importa, si la
noche sonríe.
Me acomodo a esta
noche,
Como buscando,
Como entendiendo todo
el misterio
Que envuelve a la
luna,
A la Osa Mayor y a la
pequeña,
A la Nebulosa de
Orión
O a las otras que
traigo en mi cabeza.
Y quisiera olvidar
ciertas voces,
Ciertos gritos que me
bailan en los ojos,
Cuando busco las
señales del futuro.
Pero la noche sonríe
en cada estrella
Y cada una es un rito
Con signos que no
entiendo
Y me devuelven los
bostezos
Que perdí en cada
insomnio.
A veces, yo también le
sonrío,
Llevo mi mano a la
cabeza
Y luego al papel,
Donde escondo mis
secretos,
Donde dibujo con
letras,
Cada mundo que sueño,
Cada historia que
respiro.
Y me pregunto;
¿Qué hacer con tantas
cosas que quiero decir?
¿Cómo aquietar mis
palabras para que no griten?,
Para que sean
silencio;
Si mi alma está
abierta
Y mis miedos se
mueren,
Donde habitan todas
mis muertes.
¿Y qué?, si no quiero
ser famosa,
Si no quiero ser
leída o escuchada
Y sólo quiero ser
suya…
O de ellos,
O de todo el que
abrace mi canto.
¿Y qué importa?
Si lo que sigue es
poco,
Si mis ideas de lo
hermoso se mueren de esperas
Y si nunca florecen
las caricias que he guardado.
¿Y qué importa?
Si mis pechos se pierden
sin que nadie los busque
Y los besos de fuego
que gimen en mi boca,
Se quedan sin
consuelo;
Y si nunca llega el
abrazo
Ni el encuentro
postrero.
Igual me queda la
vida,
Me queda esta noche
que sonríe
Y amamanta mi
esperanza,
Mientras me asedia el
insomnio
Y yo escribo estos
versos.
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