No sé si les ha sucedido que un día te
levantas y de pronto miras atrás y haces un recuento de tu vida; creo que mi
historia puede ser la tuya… Yo amo la vida.
Al
repasar mi vida, muchas cosas me sorprenden en mis memorias, las que puedo
tocar; allí fluyen incesantes recuerdos y emociones. Están frente a mí, muchos
momentos de alegría y también mis lagrimas; los sueños que he perseguido por
décadas, mis fracasos y victorias.
Una
por una, recorro mis caídas. Puedo tocar mis cicatrices sin que duelan pero cada
una de ellas sigue ahí, recordándome cada batalla, cada pérdida, cada noche en
vela, cada grito de mi alma solicitando un abrazo.
Hoy visité aquel momento, cuando sentí la alegría inmensa de ser madre, abuela y tía.
Durante
mi vida he aprendido mucho de mis fracasos. (Aún aprendo) He aprendido que el
agasajo de la mayoría, no siempre es recompensa; que no hay mayor satisfacción
que luchar por los sueños y el enorme placer que resulta el brindar consuelo a
un alma. Que cuando tienes una certeza, de seguro lo es, que si en tu corazón no
hay reprensión, hay Uno mayor que tu corazón.
Aprendí
que una sonrisa puede ser una lágrima disfrazada; que a menudo el odio y la
envidia se visten de agasajo; que un abrazo puede disipar mil tormentas de
dolor.
He
aprendido a esconder mi corazón del odio; a olvidar las mezquindades, a
perdonar las ofensas y dejar pasar los agravios. (Aún aprendo) Aprendí que debo
aprender, que necesito aprender a ocultar mi alma de los celos, de la ponzoña
de las calumnias y el veneno de la ira. También aprendí, que mis malas
decisiones de hoy, se convertirán en problemas mañana que mis deseo,
pensamientos y emociones deben estar en sintonía para recibir lo que anhelo,
para no culpar a nadie, para no culpar al cielo; aprendí que pedir perdón es
una capacidad que sólo tienen los que han muerto al ego y sepultado el orgullo,
es dado sólo a los valientes.
Aprendí
que estar en soledad no significa estar solo; que mis convicciones son firmes y
debo defenderlas; que la libertad es un don precioso que no debo perder; que el
amor me tiene en sus brazos y le pertenezco; no debo buscarlo porque está en mi
al igual que la felicidad.
Debo
decir que la familia es importante y debe estar unida; que los amigos verdaderos
son familia que nací para escribir y que las letras son mi vida.
Esta
historia se repite en muchas vidas. A pesar del dolor y la herida, del odio y
la llaga, y a pesar de los fracasos, debemos amar la vida, yo amo la vida.
Ama,
vibra, sueña, de eso se trata la vida.
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